Siempre oímos que es necesario mantener buenos hábitos en la alimentación, porque es garantía de una vida larga y saludable. Sin embargo, no podemos descartar todo lo demás.
En época de pandemia, las defensas son muy necesarias y tenemos que trabajar para mantener un buen estado inmunológico.
En contra tenemos la vida sedentaria con falta de ejercicio físico, la presencia de la ansiedad, la monotonía y el estrés que muchas veces nos conducen a desordenar nuestra rutina de comidas con visitas a la nevera o al consumo de dulces manufacturados. Otro problema es que nuestro cuerpo nos proporciona una respuesta a partir del tercer mes y podemos mal interpretar nuestras malas decisiones en las comidas.
Sin duda, el auténtico secreto para mantener fuertes nuestras defensas es centrarnos en alcanzar un estado de salud bueno y una flora intestinal sana. Podemos esforzarnos en tomar frutas variadas, hortalizas, productos integrales, legumbres y frutos secos. También es recomendable añadir leches fermentadas a nuestra dieta. Para mantener fuertes nuestras defensas necesitamos combinar todos estos grupos.
Es necesario consumir 2 litros diarios para obtener una correcta hidratación. Podemos tomar infusiones, caldos vegetales y tés, además de agua. A las personas mayores les resulta más difícil hidratarse, o no lo hacen lo suficiente. A ellos se les puede proporcionar gelatina neutra endulzada con sacarina.
3 piezas de fruta y 2 raciones de hortalizas al día para conseguir un buen estado de salud.
Elige alimentos integrales. Evita las harinas refinadas. Incluye las legumbres en tu menú. Nos pueden acompañar 4 días a la semana.
Cuidado con las carnes y lácteos. Los lácteos son ricos en grasa, procura que sean semidesnatados o desnatados. Las carnes siempre magras y no grasas. Los embutidos no son una solución para las cenas. Procura que su consumo sea casual y siempre que el resto de las comidas se elija con cuidado.
Los precocinados nunca pueden sustituir a los alimentos frescos. Si no tienes tiempo para cocinar a diario, dedica un día a preparar platos con ingredientes frescos que puedas envasar para su consumo semanal. Utiliza tu congelador con sabiduría.
Procura dormir 7 horas diarias. Relájate creando momentos adecuados para ello. No te metas en la cama sin preparare mentalmente para el descanso.